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ENTREVISTAS REPORTAJEDAS

Las modificaciones corporales en el Supermercado Alba no son ningún impedimento para trabajar en él

Poco a poco el sector de los supermercados e hipermercados va abriéndose y normalizando el mundo del tatuaje y se pueden ver cada vez más empleados con adornos en la piel visibles. En este caso, nos desplazamos hasta Campillo de Altobuey, un pequeño pueblo de la provincia de Cuenca, y nos adentramos en una de las tiendas de la cadena de Supermercados Alba.

Este establecimiento lleva abierto 28 años, y pese a la edad de su dueño Antonio Beleña de 49 años, la mayoría de sus empleadas contratadas llevan adornos corporales, ya sean piercing o tatuajes. Hablamos con dos de las trabajadoras del supermercado que llevan adornos corporales, Lorena Gabaldón, de 21 años, y Lidia García, 29 años.

Ambas llevan tatuajes y piercing en lugares visibles, como pueden ser muñecas y manos, y en ningún momento el jefe del supermercado les ha puesto barreras en cuanto a los adornos, pese a tener un público muy abierto y entre ellos personas de la tercera edad. Lidia hace muchos años que se realizó su primer tatuaje y en ningún momento le cuestionaron por ese hecho a la hora de contratarle, y hoy en día sigue trabajando. Lorena asegura que incluso el tatuaje se lo realizó después de estar contratada sin consultar a nadie de la empresa y no le pusieron impedimento.

Otras conocidas líneas empresariales tienen entre sus condiciones a la hora de contratar una persona, limitaciones en cuanto a los tatuajes, ya sea para un puesto de reponedor/a, cajera/o, pescatera/o,… A lo que Lorena asegura que esto se debe a su expansión, ya que “al ser cadenas empresariales grandes, tienen más normas y reglas en cuanto al aspecto de sus empleados” y la imagen que quieren transmitir de ese negocio al público. Respecto a las restricciones de las grandes empresas Lidia afirma que seguramente “en cualquier otro supermercado no me dejarían llevar los tatuajes descubiertos” y los piercing me harían retirarlos.

¿Hay diferencias entre los supermercados de los pueblos y los situados en las ciudades?  Lo cierto es que  en los  supermercados de

Lidia trabaja en la frutería y Lorena, es cajera del supermercado, ambas cuentan que en general no ha sentido ningún rechazo por parte de los clientes que van al establecimiento, pero ha habido alguna vez personas muy mayores sí que le han dicho a Lorena, “no sabes lo que has hecho, que eso lo vas a llevar para toda la vida”, a lo que ella argumenta que no le preocupa porque el adorno corporal tiene un significado para ella y es un recuerdo para toda la vida. Y en ocasiones, las personas al escuchar el argumento lo entienden, “y en cuanto a gente joven todo lo contrario, ósea les parece bonito”.

las ciudades son más restrictivos y se ponen más barreras a la hora de contratar en cuanto a los adornos corporales en comparación con los situados en pequeños pueblos, que son menos restrictivos. Aunque cabe señalar que en los pueblos suele haber más prejuicios acerca del mundo del tatuajes o piercing por la mentalidad, ya que “en la ciudad hay más personas, diferentes, y cada persona es más libre con su estilo y la gente está más habituada a ver distintos estilos, incluidos los tatuajes, y hacen verlos de manera más natural”, afirma Lorena.

Lorena, cajera del supermercado Alba.

Cedida por Lorena

Edificio del Supermercado Alba. Fotografía propia

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